Si este no fuera el año en que Maria del Mar Bonet conmemora, desde diciembre pasado, cincuenta de actividad profesional, probablemente quedaría definido en su carrera como el año de ‘Ultramar’. El álbum así titulado es una producción ambiciosa y resuelta con deslumbrante oficio y acierto artístico, que ensambla talentos, los de los portentosos músicos cubanos que han participado en su grabación y el de la cantante mallorquina. Viajar musicalmente del Mediterráneo a la Antilla Mayor parece, al escuchar este disco, que sea cosa fácil y quizá lo es, pero solo para una artista de gran sensibilidad, capacidad de percepción y experiencia como Bonet. Ella explica, en los textos del disco, las coincidencias métricas entre las canciones tradicionales de su isla, que tan admirablemente ha cantado, y las del campo cubano y ha conseguido, con algunas, el nada pequeño milagro de ponerles letra tomada del cancionero popular mallorquín. En otras, ha escrito ella los textos, nuevos o traducidos al catalán del original cubano en algún caso. Y algunas piezas son de su creación o de varios de sus colaboradores de siempre.
Homogéneo, todo el disco resulta de escucha adictiva. Para dejarse acompañar por él, sin miedo al empacho. Así, desde el primer tema, ‘Tonada camagüeyana’, hasta el último, ‘Amor de indio’, este del brasileño Beto Guedes, se suceden canciones de sabor intemporal que funden la luminosidad mediterránea con la caribeña, en una sazón instrumental que reúne aromas de ida y vuelta con naturalidad y chispea alrededor de la afinada y espléndida voz de la cantante.
Y es que todo el álbum contiene piezas que son como joyas de un renovado cancionero que se ha elaborado con aportaciones como las de Enrique Pérez Mesa (director de la Sinfónica de Cuba); del contrabajista y arreglista Jorge Reyes (excelente su trabajo, por ejemplo, en ‘Tant com te cerc’, de Guillem D’Efak, entre otros temas donde está apoyado por su sexteto o por Cuerdas del Monte; del tresero Pancho Amat; del flautista José Luis Cortés ‘el Tosco’ (formidable en ‘Nina, ninona’ y en ‘Dintre teu’, ambas originales de Bonet), del percusionista Eduardo Llibre; del pianista y arreglista Alejandro Falcón; de la voz de María Victoria, en el punto ‘Tonada libre’ y una amplia nómina de instrumentistas de similar tenor, a la que se han sumado el catalán Dani Espasa y otros músicos.
Mención especial merecen las dos piezas originales de José María Vitier, ‘Amor’, traducida por María del Mar, y ‘Danza de fin siglo’, un instrumental al que la mallorquina ha puesto letra y se ha convertido en una maravillosa canción cantada de uno de los géneros musicales, la danza cubana, que mejor simboliza la síntesis de la música europea y la africana. Esta danza creada por Vitier reúne tradición y contemporaneidad que se han enriquecido con las palabras y la voz de Bonet, que aparece como si fuera un instrumento solista.
Temas
Tonada Camagueyana
Viure sense tu
Canco de les Princeses Africanes
Zapateo
Tant com te cerc
Els boscos del pensament
Tonada libre
Amorosa guajira
Dintre teu
Amor
Nina ninona
Danza de fin de siglo
Amor de indio
Músicos
Pancho Amat – tres
José Luis Cortés ‘el Tosco’ – flauta
Eduardo Llibre – precusión
Alejandro Falcón – piano y arreglos
María Victoria – voz
Dani Espasa – tenor