Compositora, baterista, una de las artistas más potentes de la nueva generación de músicos cubanos. Suyo es el groove detrás de las baquetas, suyo es el impulso creativo. En ella, con solo 30 años, lo importante es el ritmo, el modo en que las emociones son atrapadas por el lenguaje sonoro, como si la batería fuese una extensión más de su cuerpo. Lo importante es la ambigüedad, la fusión entre tradición y vanguardia, sus maneras de desdibujar las fronteras del latin jazz, la electrónica, el funk, el R&B, la música afrocubana.

Hija del percusionista Bernardo García, fundador de Irakere y del grupo de Arturo Sandoval, Yissy nació el 29 de mayo de 1987 en Cayo Hueso, barriada habanera, tierra de otros grandes de la música cubana como Chano Pozo y Gonzalo Rubalcaba. Desde pequeña, envuelta en un ambiente musical, iba a los ensayos de Irakere junto a su padre. Entre descansos, incursionó en todos los instrumentos, siendo la batería aquel que captó su atención. A los nueve años comenzó los estudios elementales de música en la especialidad de percusión clásica en la escuela Manuel Saumell y continuó el nivel medio en el Conservatorio Amadeo Roldán.